A lo largo de su historia el Barcelona ha sufrido unas cuantas dolorosas derrotas. Sin embargo, quizá ninguna como la que experimentó el 7 de mayo de 1986. Ese día el club catalán tenía todo a su favor para hacer historia y ganar su primera Copa de Europa, pues disputaba la final del torneo en el Ramón Sánchez Pizjuán de Sevilla y se enfrentaba a una clara 'cenicienta', el Steaua Bucarest.

Todo listo para ganar su primera Copa de Europa

Los rumanos se plantaron por sorpresa en la primera final de la máxima competición continental. Por el camino habían dejado al Budapest Honvéd húngaro (4-2 en el global), al Kuusysi finlandés (1-0) y al Anderlecht belga (3-1); mientras que los culés habían tenido un camino más complicado apeando al Oporto luso (3-3), a la Juventus italiana (2-1) y al Goteborg sueco (3-3 y 5-4 por penalties).

El claro favorito era el equipo español por jugar en casa y ante 10.000 aficionados culés (por solo 1.000 rumanos), pero el equipo de Terry Venables no estuvo a la altura y fue incapaz de marcarle un solo gol a su efectivo rival. El Steaua se limitó a defenderse con tino y acierto para aguantar sin encajar gol los 90 minutos reglamentarios y los 30 extra posteriores de la prórroga.

Tanda plagada de errores

Durante el partido el Barça tuvo ocasiones claras de Schuster, Archibald y Marcos, pero todo acabó decidiéndose en la tanda de penaltis. Justo lo que había buscado desde el principio el Steaua. Y aunque esta empezó con una atajada de Urruti a Majearu, ninguno de los cuatro lanzadores madridistas (Alexanco, Pedraza, Pichi Alonso y Marcos Alonso) fue capaz de atinar.

Así, a los rumanos les bastó con marcar solo dos de sus 4 penaltis para lograr el mayor hito de su historia y certificar una noche de auténtica pesadilla para el Barcelona. Y es que nunca el equipo catalán tuvo más fácil ganar una Copa de Europa...