Se podría decir que cualquier futbolista del mundo soñaría con vestir algún día la camiseta del Barcelona, Milan y Chelsea. Y esto es algo que el holandés Winston Bogarde (22 de octubre de 1970; Rotterdam, Holanda) logró durante su carrera, aunque el recuerdo que dejó en estas entidades no se puede considerar ni mucho menos como brillante. De hecho, en la Ciudad Condal le tienen como uno de los peores fichajes que hizo el club en la década de los 90.

Con sus imponentes 188 centímetros de estatura, Bogarde fue un futbolista de explosión tardía. Hasta los 23 años no se incorporó al Ajax de Amsterdam procedente del Sparta Rotterdam holandés, y a partir de ahí su carrera hasta el estrellato fue rápida y directa. En 1995 se proclamó campeón de la Champions con el legendario club de los Países Bajos, si bien era un suplente habitual de ese equipo.

Fichaje catastrófico del Milan

Que formara parte de uno de los mejores Ajax de la historia le facilitó que fuera internacional con su país a pesar de ser un defensa algo lento y que no destacaba por su manejo de la pelota. Así, en 1997 el poderoso Milan se hizo con sus servicios, aunque pronto el club 'rossonero' se dio cuenta de su pobre nivel y únicamente le dio en seis meses 28 minutos repartidos en tres encuentros.

Ante su situación en Milán el técnico culé por entonces, Louis Van Gaal, pidió su fichaje en el verano de 1997. Así que Núñez y su directiva se vieron obligados a pagar casi 800 millones de pesetas por el futbolista, quien tuvo un debut caótico al cometer un penalti sobre Esnáider en un derbi ante el Espanyol. De hecho, su rendimiento dejó muchísimas dudas desde el primer momento, aunque el entrenador holandés siempre confió ciegamente en él.

Sin Van Gaal no hubo 'paraíso' para Bogarde

Por eso no sorprende que su etapa en Barcelona durara lo mismo que Van Gaal. Después de tres años dando la nota con errores flagrantes, a Bogarde se le acabó el chollo el día que el entrenador dejó el club. Con la llegada de Serra Ferrer se le colocó el cartel de transferible y en 2000 acabó dejando el club para unirse al Chelsea, conjunto en el que se retiraría cuatro años después con más pena que gloria. De hecho, en Londres solo disputó 10 partidos en este período, lo que da buena muestra del pobre nivel que presentaba Bogarde en la recta final de su carrera.