A dos días de que el Real Madrid visite el Allianz Arena no es oro todo lo que reluce en Múnich. El Bayern marcha viento en popa en la Bundesliga, la Copa alemana y la Champions, pero estas buenas sensaciones no se trasladan al vestuario. Carlo Ancelotti se ha topado con jugadores bastante complicados en el conjunto y alemán y hasta ahora está logrando mantener la paz interna a duras penas. De hecho, en las últimas semanas se han producido dos detalles que demuestra que no todos los 'cracks' están al 100 % con él.

El italiano se caracteriza por ser un técnico que maneja a la perfección el día a día en los vestuarios. Pero posiblemente el del Bayern sea uno de los más complicados a los que se ha enfrentado, ya que tiene a sus órdenes a algunos de los futbolistas más individualistas y egocéntricos del panorama internacional. Entre ellos, dos veteranos como Robben y Frank Ribéry, quienes no se cortan a la hora de recrimar en público a su entrenador cuando este les sustituye.

El pasado 19 de marzo fue el holandés el que tuvo un feo gesto con 'Carletto' al negarle el saludo tras ser cambiado en un encuentro ante el Borussia Mönchengladbach. De hecho el extremo hasta se quitó de un manotazo al entrenador cuando este fue a darle la mano, mientras que sus compañeros contemplaban desde el banquillo entre risas lo que estaba sucediendo.

Y el pasado fin de semana fue Frank Ribéry el que dio la nota al encararse con Ancelotti después de que este le quitara del campo en la victoria del Bayern ante el Dortmund. El francés se dirigió a él con malas maneras al llegar a su banquillo, pero el entrenador supo salir al quite de forma muy divertida y corrió a abrazarle y besarle para sofocar el incendio. Un gesto que sirvió para restarle hierro a lo ocurrido, pero que no esconde que hoy por hoy el vestuario muniqués no está ni mucho menos tan unido como podría parecer desde fuera.

Borussia Mönchengladbach