Corren días difíciles para el Bayern de Múnich tras su eliminación en Europa a manos del Real Madrid y en la Copa alemana a cargo del Borussia Dortmund. Por eso sus dirigentes han activado el protocolo de emergencia en el club y han trazado rápidamente un plan para desviar la atención y devolver la ilusión a su afición.

El club bávaro se va a tener que conformar con llevarse esta temporada a sus vitrinas la Bundesliga y la Supercopa alemana. Dos títulos interesantes, pero insatisfactorios para un equipo acostumbrado a dominar con puño de hierro todas las competiciones de su país. En consecuencia, los responsables del Bayern se han encargado de adelantar en los dos últimos días dos operaciones muy atractivas para que en Múnich todo el mundo empiece a mirar con optimismo el futuro.

En cuestión de 24 horas el club anunció dos buenas nuevas. Por un lado confirmó la renovación y ampliación de contrato de Thiago Alcántara hasta el 30 de junio de 2021. Y por otro lado comunicó que hacía efectiva la cláusula de compra del extremo francés Kingsley Coman, quien esta temporada cumplía su segundo año de cesión procedente de la Juventus de Turín.

Coman como relevo futuro de Robben y Ribéry

En el verano de 2015 el Bayern pagó 7 millones al equipo italiano para hacerse con el francés por dos cursos, y se aseguró poder hacerse con su fichaje por 21 'kilos' más si así lo acababa deseando. De esta forma, tras estar a las órdenes de Guardiola y de Ancolotti el francés ha pasado la 'prueba del algodón' y el club ha ejercido esta cláusula. "Kingsley es un jugador prometedor, que tiene un gran potencial. Estamos convencidos de que nos ayudará en los próximos años" ha anunciado el director del club, Karl-Heinz Rummenigge tras hacerse oficial el acuerdo.

A lo largo de esta temporada Coman no ha jugado demasiado (906 minutos repartidos en 23 partidos), pero 'Carletto' considera que es un futbolista que puede tener un buen recorrido en el club. Hoy por hoy hombres veteranos como Ribéry o Robben le cierran la puerta de la titularidad, pero en Múnich creen que solo es cuestión  de tiempo que se haga con un hueco en el once y acabe convirtiéndose en uno de los mejores extremos de Europa. De ahí el esfuerzo que acaban de realizar por él.