¿Cómo jugaba... Marco Van Basten?


2017-05-12 22:05 Curiosidades Por: Mateo Quintana

Marco Van Basten (Utrecht, 31 de octubre de 1964) se ganó durante su carrera el apodo de 'Cisne'. Y no fue por casualidad, porque a pesar de su altura (1,88 metros) cuando estaba sobre el campo desprendía una tremenda elegancia que le convertía en un delantero imprevisible, capaz de rematar casi cualquier balón y de ser un jugador de equipo capaz de asociarse como un centrocampista puro.

El holandés fichó por el Ajax a los 17 años y no tardó en debutar en 1982 en un partido oficial. Con este club logró dominar el fútbol holandés sin demasiados problemas y únicamente tardó dos temporadas en convertirse en uno de los mejores delanteros del planeta. Buena prueba de ello es que con solo 20 años ya era Bota de Plata del fútbol europeo y acumulaba premios como máximo goleador de su país.



Además, Marco tuvo la oportunidad de trabajar en la temporada 1985/86 a las órdenes de Johann Cruyff, por lo que mejoró su juego gracias a él y acabó llamando la atención de Silvio Berlusconi y su Milan. El magnate italiano le fichó por dos millones y medio de dólares para la campaña 1987/88 y el atacante pudo formar parte de una de las escuadras más legendarias de la historia del Viejo Continente, con la que conquistó 3 Scudettos, 2 Supercopas de Italia, 2 Copas de Europa, 2 Supercopas de Europa y 2 Copas Intercontinentales.

Una retirada prematura

A estos títulos añadió la Eurocopa de 1988, en la que fue la estrella absoluta al convertirse en su máximo goleador con 5 dianas y marcar un gol inolvidable en la final (2-0) disputada ante la Unión Soviética. Para entonces estaba en la cumbre, aunque el éxito no se prolongaría por mucho tiempo más. En 1986 ya sufrió un esguince de tobillo que curó mal y que le trajo por la calle de la amargura durante toda su carrera, si bien a finales de 1992 sufrió la lesión definitiva que terminaría con sus días de gloria.

La misma volvió a afectarle el tobillo, aunque decidió infiltrarse para jugar la final de la Copa de Europa de 1993 ante el Olympique de Marsella. Fue un gran error, porque no pudo jugar todo el partido y recayó en su lesión. De hecho, no volvió a jugar un partido oficial en su carrera y dos años después se veía obligado a retirarse a los 31 años de edad. Y es que, como más tarde reconocería, durante tres años sintió dolores "en todo momento".


Comenta con Facebook




Artículos Relacionados