Hablar de Roberto Carlos probablemente es hacerlo del mejor lateral izquierdo de la historia. El brasileño alcanzó estatus de leyenda tras sus once años en el Real Madrid (1996-2007) y sus 527 partidos y 69 goles con la camiseta madridista. Sin embargo, pocos podían augurar el día de su llegada que este menudo jugador iba a acabar triunfando de esa manera.

El equipo español se fijó en este brasileño en 1996 tras ver el gran nivel que estaba desplegando en el Inter de Milán en sus primeros meses en Europa. En Italia jugó 34 partidos y marcó 7 goles, rendimiento que ya por entonces compaginaba con sus apariciones con la selección brasileña. Por eso el Real Madrid del recién llegado Lorenzo Sanz no dudó en apostar por él de cara a la temporada 1996/97.

La operación no fue fácil e implicó varias semanas de arduas negociaciones, pero el 18 de mayo de 1996 el Inter accedió por fin a traspasar al futbolista. ¿El precio? 600 millones de las antiguas pesetas, 3,61 millones de euros (no se incluye la inflación). Y, mientras tanto, el futbolista iba a pasar a cobrar 150 millones de pesetas, unos 900.000 euros (sin inflación).

Por todo ello resulta comprensible que con el tiempo este fichaje pasara a ser uno de los más rentables de la historia. Más que nada porque según el portal 'Transfermarkt' el valor del futbolista en 2004 llegó a ser de 30 millones de euros, y eso que para entonces ya tenía 31 años y estaba iniciando su etapa de decandecia futbolística. Algo que nos hace pensar que si su etapa de plenitud se hubiera dado ahora quizá podría haber alcanzado un valor superior a los 80 ó 90 millones.