Roberto Carlos es hoy en día un mito para el madridismo tras haber estado 11 años en el club como jugador y ostentar su récord de partidos (527 oficiales) de un futbolista extranjero. Sin embargo, lo que pocos seguidores merengues saben es que un año antes de su llegada, en 1995, el Aston Villa pudo cambiar la historia al intentar hacerse con su fichaje cuando simplemente era un buen jugador que empezaba a destacar en las filas del Palmeiras.

Por entonces el equipo inglés era un conjunto que venía de hacer una temporada bastante discreta en la Premier, pues se había salvado del descenso con solo tres puntos más el primer equipo que había perdido la categoría, el Crystal Palace. Por eso hizo en verano algunos buenos refuerzos (Milosevic y Southgate) que se unían a otros talentos que ya tenía en la plantilla como Dwigth Yorke, Mark Bosnich, Ugo Ehiogu o Andy Towsen. Nombres a los que intentó sumar el de Roberto Carlos después de que el brasileño impresionara a su presidente Doug Ellis durante un amistoso entre la 'canarinha' y Suecia que se jugó en el Villa Park en junio de 1995 (0-1 para Brasil).

El lateral gustó tanto al dirigente del Aston Villa que este habló con el presidente de la Federación Brasileña para preguntarle cómo podía hacerse con su fichaje. E incluso pudo descubrir con sorpresa cómo el propio jugador se había mostrado gratamente sorprendido al ver las magníficas instalaciones que tenía el club 'villano' y podría estar dispuesto a fichar por el equipo a cambio de cobrar el salario más alto que en ese momento estaba pagando el club.

El problema es que a la hora de hablar con su entrenador de por aquel entonces, Brian Little, esté descartó de pleno el fichaje de Roberto Carlos por considerar que era un riesgo invertir dinero en un jugador procedente de la liga brasileña. De esta forma el Aston Villa se retiró de la puja y el lateral acabó fichando por el Inter de Milán, lo que permitió que brillara en Italia para llamar la atención del Real Madrid. Y solo un año después el equipo español le ficharía por la módica cifra de 600 millones de euros, logrando cerrar así una de las operaciones más rentables de toda la historia del fútbol...