Samir Nasri anda preocupado. El talentoso francés está empezando a darse cuenta que su futuro a corto plazo tiene varios nubarrones por encima, pues ni el Manchester City ni el Sevilla parecen muy dispuestos a contar con sus servicios la próxima temporada. Y no es precisamente porque le falte calidad, porque la misma le sobra por arrobas. Más bien el problema está en su carácter, demasiado díscolo e imprevisible a la hora de la verdad.

El futbolista llegó como cedido al Sevilla le pasado verano procedente del Manchester City. Guardiola contaba con él, pero el mediapunta sabía que el catalán no iba a poderle dar los minutos que a él le gustaría. Así que solicitó su salida en préstamo y encontró rápido acomodo en la ciudad de la Giralda. De hecho, todo parecía ir de maravilla a las órdenes de Sampaoli, pero la situación se torció hace dos semanas. El jugador se autoexpulsó en el partido de vuelta de los octavos de final de la Champions League, un gesto que dejó a su equipo en una dura situación justo en uno de los encuentros más importantes de su historia reciente.

Así, Nasri se ha ganado numerosas críticas en Sevilla y pocos ven al club ejerciendo la opción de compra por él, la cual está valorada en 25 millones de euros. Todo apunta a que no le quedará más remedio que regresar a Manchester, donde Guardiola ya ha planificado su equipo sin tenerle en cuenta, por lo que tampoco parece que pueda hacerle un hueco para la próxima temporada. Una circunstancia que seguramente le obligue este verano a buscar acomodo en otro club a través de un traspaso, ya que su contrato finaliza en junio de 2019. En el Etihad tienen claro que todavía podrán sacar algo de partido del futbolista y pretenden hacer caja con él. Pero el problema está en su destino, ya que su irregular rendimiento y sus salidas de tono seguramente echen para atrás a más de un pretendiente.