El Liverpool no ha realizado este mercado de fichajes grandes movimientos. Klopp se ha conformado con incorporar a futbolistas como Salah (Roma, 42 millones de euros), Andrew Robertson (Hull City, 9 millones) o Dominiq Solanke (Chelsea, libre). Por eso al club 'red' todavía le quedaba presupuesto para darse alguna alegría más en estos días, aunque su última operación llama la atención por la paciencia que le exigirá al equipo y a su técnico.

El equipo de Anfield busca fortalecer a toda costa su centro del campo, así que hace semanas se marcó el objetivo de reforzarse con una de las últimas grandes promesas que ha dado el fútbol alemán: Naby Keita. El guineano está brillando especialmente en una de las revelaciones de la Bundesliga, el Leipzig Redbull, tras fichar el pasado verano procedente del Salzburgo austriaco.

La paciencia, la clave de esta operación

¿El problema? El altísimo precio del centrocampista, pues el club germano llegó a rechazar hasta 75 millones de euros del Liverpool para incorporarlo inmediatamente. Así que a los ingleses no les quedó más remedio que buscar una alternativa para rebajar esta cantidad... aunque eso sí, con una gran hándicap.

Y es que Keita contaba con una cláusula según la cual la próxima temporada 2018/19 podría salir de Leipzig previo pago de unos 52 millones de euros. Así, el Liverpool ya se ha lanzado a pagarlos e incluso el africano ha posado con la que será su futura camiseta, a pesar de que no podrá lucirla hasta el 1 de julio del año venidero.

Galones para Keita

Con esta sorprendente operación el equipo 'red' se hace con el fichaje más caro de su historia. Se trata de una apuesta muy importante por un jugador de solo 22 años que la pasada campaña marcó 8 goles y dio 8 asistencias en la Bundesliga. De hecho, 'Klopp' le considera un centrocampista todoterreno y no ha dudado en darle el dorsal '8', el mismo que lució hasta hace poco la leyenda del club Steven Gerrard.