Wayne Rooney sigue rumiendo su futuro. El inglés vivió una nueva decepción la pasada semana después de comprobar cómo José Mourinho solo le daba 4 minutos de juego en el partido de vuelta de las semifinales de la Europa League que jugó el United ante el Celta de Vigo. Y por eso quizá decidió celebrar a su manera la clasificación para la final, ya que fue visto en un casino teniendo una actitud impropia de un futbolista de su talla.

El tabloide británico 'The Sun' ha sido el encargado de destapar el escándalo. Al parecer el internacional fue visto una noche de la pasada semana en un centro de juego, y aprovechó la hora (cerca de la medianoche) para dirigirse a la zona VIP y estar más dos horas jugando a la ruleta y al 'blackjack'. "Se quedó allí hasta las dos de la madrugada, se dedicó a jugar de forma imprudente. Se quedó en la mesa con las fichas, haciendo apuestas. Bebía cerveza durante el juego, pero no estaba borracho. Y perdió mucho dinero, pero siguió jugando. De hecho, la gente le miraba aturdida. Y al final a Wayne se le veía muy deprimido, pero el personal lo trató como a un usuario VIP" desveló un testigo de lo ocurrido.

Según esta filtración, el delantero podría haber perdido hasta 600.000 euros en estas poco más de dos horas de apuestas. Algo que en un principio no estaría en conocimiento de su familia, ya que su esposa se encontraba en esos momentos en un viaje por Europa junto a sus tres hijos. Aunque lo cierto es que esta mala noche en el juego tampoco supondría un gran drama para la familia, ya que Rooney percibe cerca de 350.000 euros a la semana en concepto de sueldo.

Este incidente coincide con las últimas informaciones que relacionan al futbolista con un posible 'trueque' con el Everton para hacerse con Lukaku. El United podría aprovechar los lazos que unen a Rooney con el club de Liverpool (en él empezó a destacar como paso previo a su fichaje por los 'red devils') para intentar hacerse con el atacante belga, un futbolista que es muy del gusto de Mourinho. Pero en este caso el fuerte carácter del inglés complica esta operación y hace pensar que será él el que acabará teniendo la última palabra sobre el equipo en el que juega la próxima temporada.