A lo largo de su carrera Phillippe Christanval (París, 1978) jugó poco más de 200 partidos. Pero ahora, una vez que está retirado, este ex jugador puede presumir de haber formado parte durante dos años del F.C. Barcelona. A principios de este siglo el conjunto catalán creyó ver en él uno de los mejores centrales del presente y del futuro e hizo un esfuerzo muy importante por su fichaje... pero al final la operación pasó a la historia como una de las más calamitosas que ha protagonizado el conjunto azulgrana.

De gran promesa a jugador del montón

Era 2001 cuando al equipo catalán le llamó la atención el crecimiento que Christanval estaba demostrando en el Mónaco. El jugador tenía por entonces 23 años y había disputado ya a buen nivel más de un centenar de encuentros con el equipo del Principado, así que la directiva de Joan Gaspart no dudó en ficharle a cambio de 17 millones de euros. En esa época el Real Madrid dominaba el mercado con las recientes incorporaciones de Figo y Zidane, por lo que el Barcelona buscaba a la desesperada un golpe de suerte para poder competir de tú a tú con los blancos.

Sin embargo, en el Camp Nou nunca tuvo la oportunidad de brillar. Rexach no supo sacar de él las virtudes que supuestamente le habían llevado al club y el fútbol español le superó por completo. Además, la posterior llegada al Barcelona de Joan Laporta como presidente y de Van Gaal y Antic como entrenadores tampoco le ayudaron. En total solo disputó 47 partidos con la camiseta azulgrana y acabó aceptando una salida en el verano de 2003 al Olympique de Marsella con la carta de libertad.

Carrera en declive durante cinco años

A partir de ese momento Christanval vivió un auténtico calvario de lesiones, aunque todavía tuvo tiempo de hacer una prueba con el Arsenal de Wenger (fallida) y de fichar por el Fulham inglés. En tres años en la Premier no llegó a disputar 40 partidos, por lo que recién entrado en la treintena decidió retirarse de forma precoz. De hecho, desde entonces se dedica a las joyas y vive totalmente aparcado del mundo del fútbol.

En su palmarés siempre conservará una Liga y una Copa francesa, así como su presencia en el Mundial de Corea y Japón de 2002 con Francia, si bien no disputó ni un solo minuto. Aunque en realidad por lo que siempre se le va a recordar más es por ser el central de los 17 millones de euros que pasó sin pena ni gloria por el Barcelona y que acabó siendo uno de los peores fichajes de la etapa de Joan Gaspart al frente del club.