El Barcelona vive actualmente una situación crítica en lo que se refiere a su fútbol base. En los últimos meses casi su única alegría ha sido el reciente ascenso del filial a la Segunda División, porque un buen número de las noticias que han protagonizado sus canteranos han hecho referencia a sonadas fugas. Y es que, sin ir más lejos, en los últimos 10 días han sido tres los jugadores formados en La Masía que, por una o por otra razón, han decidido dejar plantado al conjunto culé.

El primero en dar la señal de alarma fue el prometedor juvenil Jordi Mboula. El extremo llegaba a un acuerdo con el Mónaco y el club del Principado pagaba 3 millones de euros para llevarse al futbolista, quien en la última temporada había sido el mejor jugador del Barcelona en la Youth League. Y más tarde era el Cadete Eric García el que era tentado por el Manchester City de Pep Guardiola y decidía dejar la cantera culé con la ayuda de Puyol, aunque no sin antes dejar 1,5 millones de euros en las arcas del club.

Los casos se multiplican

Pero estos no son los dos únicos casos, porque en las últimas horas el también Juvenil Mateu Morey ha decidido dejar el Barcelona para unirse al proyecto del Bayern de Múnich. El conjunto alemán está dispuesto a pagar 3 millones de euros para liberar al lateral derecho y hacerse con sus servicios, si bien todavía quedarían algunos detalles menores por solucionar. Y a este nombre habría que sumar el del coreano Seung Wong Lee, quien ha comentado recientemente que si el club no cuenta con él se verá obligado a cambiar de aires durante este verano.

Por lo tanto hay un evidente problema en el Barcelona y es generalizado. Algunos de sus canteranos más importantes no se sienten satisfechos y valorados en el club y no lo dudan cuando otros clubes extranjeros llaman a su puerta y les mejoran sus condiciones. La etapa en la que la cantera azulgrana era un gran modelo para el fútbol mundial se esfumó con la salida de jugadores como Xavi, Puyol, Pedro o Víctor Valdés. Lo que hace pensar que el éxito no se debía al modelo, sino a la casualidad de reunir a una generación única en el mismo club.

La situación es tan grave que hasta en el diario 'Sport' hablan de "Alarma en la cantera" y reconocen que "el Barça paga muy caro la falta de un proyecto deportivo atractivo y una propuesta ecómica solvente". Es decir, que incluso la prensa de Barcelona reconoce que el club está a la deriva y ha perdido el sello de identidad que tenía en la etapa en la que Pep Guardiola estaba al frente del club. Y la mejor demostración de ello es que ni su discurso de ser 'Més que un club' evita que el dinero de los grandes equipos de Europa se lleve a sus mayores talentos de futuro.