En las dos últimas semanas se han intensificado los rumores que colocan a Kylian Mbappé en el PSG. No pocas fuentes han dado ya por cerrado su fichaje, aunque la realidad es que el conjunto francés aún está lejos de cerrar la operación por una razón de peso: tras fichar a Neymar pagando los 222 millones de euros no tiene forma de cuadrar sus cuentas para acometer esta nueva operación. Al menos mientras no venda a varios jugadores importantes de su plantilla y consiga equilibrar algo su balance económico.

La amenaza del 'Fair Play Financiero' de la UEFA no es una broma para el conjunto galo. En el Parque de los Príncipes saben que si no cumplen con ello podrían recibir una histórica sanción que podría afectar tanto al ámbito deportivo como al económico. El máximo organismo del fútbol europeo podría aprovechar esta circunstancia para dar ejemplo al resto de equipos imponiéndoles un castigo memorable, por lo que los dirigentes del PSG son conscientes de que a partir de ahora deben moverse con pies de plomo.

Obligados a ingresar más de 200 millones de euros en ventas

Pese a todo, la idea de poder contar con un tridente ofensivo formado por Neymar, Mbappé y Cavani es muy tentador en la capital francesa. Así que sus responsables no descartan un 'milagro' de última hora para lograr el fichaje del francés, si bien antes deberán trabajar mucho y bien para que los números les vuelvan a cuadrar. Y la única forma de hacerlo es traspasar a varios futbolistas de su actual plantilla y a un precio muy elevado.

En estos momentos los franceses cuentan con 28 jugadores en su plantel, por lo que al menos podrán desprenderse de cuatro o cinco de ellos. Y la intención es que cada una de estas salidas deje entre 40 y 80 millones de euros, de forma que puedan recaudar una cantidad cercana a los 200 millones de euros. Solo así podrían plantearse realmente la llegada de Mbappé este mismo verano, toda vez que el Mónaco ha tasado a su estrella en una cantidad que ronda los 180 'kilos'.

Si no hay grandes ventas Mbappé no podrá acabar en París

Por ello estrellas como Lucas Moura, Di María, Matuidi o Pastore están oficialmente en el mercado. Si cualquier equipo se anima a ofrecer mucho dinero por ellos el PSG no dirá que no. De hecho, aceptará encantado, porque su sueño es cerrar en un mismo verano las dos operaciones más caras de todos los tiempos. Aunque por el momento el Real Madrid puede respirar tranquilo, porque salvo milagro económico el 'Fair Play Financiero' es la mayor garantía de que Mbappé no acabará este verano en París.

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Mbappé no es el único jugador en el que piensa el PSG

El París Saint Germain parece una fuente inagotable de recursos económicos. Pese a las múltiples críticas que está recibiendo el club de la capital francesa por lo que muchos consideran un claro incumplimiento del Fair Play financiero, el conjunto galo no para de sacar billetes y billetes para tratar de seguir cerrando una plantilla que en Francia ya asusta al resto de sus rivales y que pretende llegar, de una vez por todas, lo más lejos posible en la Champions League.

Por si el fichaje de Neymar por la cláusula de rescisión de 222 millones de euros hubiera sido poco, y por si el posible fichaje de Mbappé por otros 180 kilos tampoco fuera a saciar las ansias de los dirigentes del club, ahora el PSG vuelve a la carga y va a dejar tiritando a más de uno con otra nueva millonada.

Fabinho es el elegido

En el punto de mira está otro jugador de Mónaco. El elegido es Fabinho. Unai Emery considera que debe reforzar el centro del campo y de nuevo a su servicio se han puesto grandes tacos de billetes que prometen con terminar con el brasileño vistiendo la camiseta del PSG, ya que seguramente también le harán a él una jugosa oferta con un contrato que no podrá rechazar.

Las cifras que se contemplan en este posible traspaso, según ha trascendido, rozan los 60 millones de euros. Esa es la cantidad que el equipo de la capital habría puesto sobre la mesa del Mónaco para que este deje salir al centrocampista, aunque tendrá que pelear por convencer al club del Principado, el cual no está muy por la labor de reforzar a un rival directo.