Durante los cuatro años que estuvo en el Barcelona como entrenador Pep Guardiola se ganó por méritos propios ser uno de los mejores entrenadores del mundo. Gran parte de su éxito residió en saber dirigir a una de las plantillas más importantes de toda la historia del fútbol, por lo que los títulos se sucedieron uno detrás del otro. Sin embargo, una vez que el técnico ha emprendido nuevos proyectos ha empezado a quedar claro que se le pueden peros a su aparente brillantez, ya que de momento ni en Múnich ni en Manchester está cumpliendo con las expectativas generadas.

Se podría decir que en Múnich cumplió con el mínimo exigible. Esto es: tres Bundesligas y dos Copas alemanas en sus tres años en el club. Pero le quedó la asignatura pendiente de Europa, donde fue incapaz de pasar de semifinales después de que el Real Madrid, el Barcelona y el Atlético le eliminaran en años sucesivos en esta ronda. Así que el pasado verano se fue al Manchester City con la intención de iniciar un nuevo proyecto y demostrar que también es capaz de convertirse en el mejor a pesar de no estar al frente del mejor equipo.

Sin embargo, su primer año va camino de ser un completo desastre. En la Copa de la Liga quedaron apeados de los octavos por culpa de su gran rival, el Manchester United. En Champions el Mónaco les sacó los colores en los octavos de final. Y ahora el equipo se ha llevado otro 'repaso' en la Copa inglesa, pues el Arsenal les dejó fuera en la semifinal disputada en Wembley el pasado domingo. Los goles de Monreal y Alexis sirvieron para darle la vuelta al tanto inicial de Agüero y privaron a Guardiola y sus chicos de ganar algún título este curso.

Y es que en la Premier su único objetivo ya es clasificarse para la Champions, porque a falta de 6 jornadas para el final están ya a 11 puntos del líder Chelsea. Por ahora son cuartos y están a dos puntos del tercero (el Liverpool, que tiene dos partidos jugados más), si bien el United acecha por detrás (Mourinho está a un punto). Una ilusión que sabe realmente a poco teniendo en cuenta que el City se gastó más de 200 millones de euros en remodelar su plantel al gusto del catalán y que este llegó a la Premier como un 'gurú' del fútbol.