Si Guardiola está considerado como uno de los mejores técnicos de la actualidad es porque durante su carrera en los banquillos ha tenido muchos aciertos. Sin embargo, como humano que es el catalán también se ha equivocado en otras ocasiones, y el brasileño Keirrison de Souza es un clarísimo ejemplo de ello.

Nada más llegar al Barcelona en el verano de 2009 el técnico solicitó reforzar la plantilla con un par de delanteros. Y el club cumplió con sus deseos y le trajo a Ibrahimovic y a Keirrison. El brasileño era por entonces un prometedor atacante que jugaba en el Palmeiras y por el que se decidió apostar pagando 14 millones de euros más otros dos por objetivos.

16 millones para no jugar ni un solo minuto con el Barcelona

El futbolista firmó por cinco temporadas y accedió a salir cedido el primer año al Benfica. Sin embargo, en Portugal casi no jugó y en enero de 2010 decidió probar suerte en la Fiorentina, donde el Barcelona le cedió por dos años. El problema es que en Italia solo disputó 285 minutos y marcó dos goles, de forma que el club italiano también rompió antes de tiempo su acuerdo con los azulgranas y le devolvió la Ciudad Condal.

Para entonces el Barça ya tenía claro que Keirrison no tenía el nivel para competir en España, así que en la temporada 2010/11 le cedió al Santos y un año después al Cruzeiro; para finalmente dejarlo en préstamo en el Coritiba entre 2012 y 2014. Así, en el verano de 2014 el delantero finalizó su contrato con el conjunto catalán sin haber disputado ni un solo minuto de azulgrana, por lo que pudo firmar como agente libre con el propio Coritiba.

A partir de entonces inició un periplo que le ha llevado a jugar también para el Londrina de la segunda división brasileña y el Arouca, equipo de la máxima categoría del fútbol portugués. El delantero fichó por este último el pasado mes de enero, si bien hasta ahora solo ha jugado un único minuto en los 15 partidos que ha disputado su nueva escuadra, lo que hace pensar que el próximo verano volverá a estar en el mercado para encontrar un equipo que de verdad quiera apostar por su fútbol y sus goles.