En la prensa culé han estado días (más bien semanas) especulando con lo que haría Marco Verratti el martes 4 de julio. Mañana es el día fijado para que el PSG vuelva a los entrenamientos y empiece a trabajar en su pretemporada, por lo que en los medios de la Ciudad Condal llegaron a asegurar que el centrocampista había hablado con sus abogados para informarse sobre las consecuencias que podría tener para él si decidía declararse en rebeldía y no se sumaba al primer día de trabajo de la plantilla.

Verratti no arriesgará

El futbolista pretende convencer a su club de que le traspase al Barcelona, así que llegó a pensar en plantarle cara al conjunto francés al igual que hizo el madridista Modric con el Tottenham en 2012 (y con buen resultado). Sin embargo, al final la pasión de Verratti por el Barcelona no es tanta como vendían en el entorno del club catalán, porque este lunes todo apunta a que el regreso del italiano a su equipo será totalmente plácido.

Ni rebeldía, ni malas caras, ni presión pública. La intención de Verratti es portarse bien, poner buena cara y, según la prensa culé, "convencer al PSG con buenas palabras". Lo que viene a significar que el jugador no va a forzar su situación y en ningún momento tiene previsto poner la 'mano en el fuego' por su fichaje. Así que no va a ser sencillo que el Barcelona consiga sacar adelante la operación ante la poca fuerza que va a ejercer el protagonista.

Al parecer, el futbolista podría haber tomado la decisión de hacer su 'guerra' de una forma pacífica después de haber comprobado que nadie en el Barcelona ha tenido estos días una demostración de cariño y de interés hacia su persona. El presidente Bartomeu no se 'mojó' públicamente por su fichaje hace unos días y eso no ha agradado a Verratti. Así que se ha dado cuenta de que no merece la pena poner en riesgo su situación en París por un club que podría fallarle a la hora de la verdad.

El Barcelona, a la espera

En todo caso el transalpino seguirá intentando buscar una salida. Considera que el verano es largo y que poco a poco puede conseguir convencer al dueño del PSG, Nasser Al-Khelaifi, para que le deje salir. Pero el club francés por su parte también va a intentar convencerle para que se quede, por lo que el Barcelona ahora mismo está a expensas de lo firme que sea el jugador. Por lo pronto ya sabe que la cuerda no se va a romper en ningún momento y eso no es bueno para los intereses culés, ya que una situación de caos y enemistad podría haberles facilitado mucho las cosas...