El Fútbol Club Barcelona tiene ante sí una gran oportunidad para reforzarse con jugadores de lujo después de que recibir los 222 millones de euros que suponen el pago de la cláusula de rescisión por parte del PSG por el traspaso de Neymar. Esto es un gran dinero extra con el que ya quisieran encontrarse muchos clubes en el mundo pero lo cierto es que si alguien sabe como derrochar y malgastar grandes cantidades de billetes ha quedado claro que ese es precisamente el Barça.

Cuando el Real Madrid apareció en escena allá por el año 2000 y dejó al Barça atado de manos y con la boca abierta al pagar la cláusula de Luis Figo para llevárselo al Bernabéu en lo que supuso el por entonces traspaso más caro de la historia del fútbol español, dejó al Barcelona en una situación similar a la que va a vivir en estas fechas. Ingresó una gran cantidad de dinero con la que no contaba y con la que, en teoría, podría reforzarse casi como quisiera en el mercado, pero los culés no tuvieron la menor idea de cómo administrar ese dinero y poco menos que terminaron tirándolo por la borda.

Un ‘pufo’ tras otro

Por entonces los catalanes se gastaron casi todo el dinero obtenido con el traspaso de Figo en unos fichajes que ni mucho menos guardan buen recuerdo entre la afición culé y que resultaron ser unos auténticos ‘pufos’. 

Uno de ellos fue Marc Overmars. El holandés tenía una complicada papeleta en su aterrizaje en el Camp Nou ya que llegaba con la etiqueta de ser uno de los grandes cracks del continente en aquellos momentos y sobre todo tenía que hacer olvidar a Luis Figo, que desde aquel año pasó a ser el enemigo público número 1 del barcelonismo.
Sin embargo, Overmars nunca dio lo que se esperaba de él. Sus actuaciones nunca fueron regularmente destacadas y además vivió un periodo de lesiones que no le dejaron brillar. Había sido el fichaje más caro de la historia del Barcelona hasta el momento, por el que se llegaron a pagar 6.500 millones de las antiguas pesetas, pero dio por finalizada antes de tiempo su vinculación con el Barça y terminó tan quemado que hasta decidió retirarse del fútbol profesional.

Otro de los que llegó con el dinero de Luis Figo fue Petit. El caso del francés fue un fracaso escandaloso ya que el Barça lo fichó procedente del Arsenal pero en la ciudad condal no dio ni por asomo un rendimiento parecido al que se esperaba, por lo que la entidad azulgrana decidió traspasarlo sin pensárselo dos veces al año siguiente al Chelsea pese a haber hecho un fuerte desembolso económico por él. Más millones tirados al retrete.

Para reforzar la delantera llegó Alfonso. El que fuera jugador del Real Madrid en etapas anteriores tampoco consiguió triunfar ahora con la camiseta del eterno rival. Apenas llegó a marcar goles con los blaugrana. De hecho, tan sólo estuvo una temporada y media jugando en el Camp Nou ya que la falta de minutos y de oportunidades le llevaron a abandonar la disciplina a mediados del segundo curso, dejando claro que también fue una mala inversión.

Además, con ese dinero de Luis Figo también llegó Gerard López. El centrocampista, que años antes se había marchado del club pese a formarse en las categorías inferiores del mismo, fue el único refuerzo que le salió medianamente decente al Barça. 

¿Se repetirán los errores?

Ahora, por lo tanto, el Barcelona se vuelve a ver en una situación similar aunque con una cantidad de dinero mucho más elevada. En las oficinas del Camp Nou tendrán que poner especial cuidado para no volver a tirar por la borda grandes cantidades de billetes.